Cuando yo comencé a recibir clases de yoga a mi alrededor había poco interés en nombrar las asanas en sánscrito. Todo eran guerreros, triángulos, ranas, perros boca abajo… pero a mi esto me sonaba raro, había algo que no me satisfacía a nivel intelectual, yo deseaba saber cómo los antiguos yoguis llamaban a las asanas, así que prácticamente desde que descubrí el yoga rebuscaba en manuales y libros el nombre sánscrito de las que practicábamos en clase. (todavía tengo un pequeño cuaderno donde dibujé varias asanas y algunos mudras con sus nombres anotados 😉
Así que cuando inicié mi primera formación era una de las pocas alumnas que conocía los nombres en sánscrito de las posturas más habituales. Y sólo te estoy hablando de hace diez años….
Algunos compañeros se rebelaban un poco contra esta tendencia de la formación de tener que conocer las palabras sánscritas, alegaban que ya tenían mucho que aprender como para ponerse a memorizar semejantes nombres. Al principio era bastante caótico pero poco a poco todos se subían al carro.
Aquella tendencia parece que ya quedó atrás, hoy día gracias a la expansión de la práctica (al Yoga Iyengar y al Asthanga) pocos profes desconocen los nombres de las posturas pero de vez en cuando aún me llega algún mail donde me preguntan…Susi, pero ¿hay que decir los nombres sánscritos?
En mi caso, yo prefiero nombrar las asanas en sánscrito, y aquí te explico mis razones principales. Al final lo que decidas hacer en tus clases debe estar alineado con tu forma de disfrutar y compartir la enseñanza.
PEDAGOGÍA DEL YOGA:
3 RAZONES PARA ENSEÑAR LAS ASANAS EN SANSCRITO
1. Honrando el origen
El yoga lleva vivo miles de años.
Piénsalo. No es la última tendencia de fitness. El Yoga es sumamente antiguo y aunque ha evolucionado más en los últimos 50 años en los anteriores 6.000 la base del yoga es antigua, sabia y sagrada.
Los grandes textos que nos legaron la práctica del yoga fueron escritos en sánscrito.
Recuerda que el yoga no es solo una secuencia de posturas, sino una disciplina ampliamente desarrollada para el crecimiento y despertar del Ser Humano.
Reconocer ese legado en la enseñanza respetando las palabras originales, desde las posturas hasta la filosofía y la tradición es mi manera de mantener viva su esencia y honrar a todos los maestros que lo han transmitido generación tras generación.
2. La palabra es energía
Lejos de ser una manera de separarte del alumno o de mostrar superioridad intelectual entiendo que las palabras evocan intención y energía.
El sánscrito es una lengua hermosa y antigua, es la lengua que creó el OM (sonido sagrado del Universo).
Según los eruditos la palabra sánscrita se traduce como “perfectamente hecho” pero lejos de meterme en cuestiones lingüistas, entiendo que las palabras escogidas para las asanas no fueron al azar.
Igual que te digo que la práctica de yoga no es sólo una secuencia de posturas te digo que el nombre de un asana no es sólo una palabra: es tradición, intención y energía. Del mismo modo que un asana no es sólo muscular y articular: es emocional y energética.
Siempre insisto a mis alumnos en que no desatiendan una postura o un gesto: nada es inocuo en la práctica de yoga, cada movimiento, cada ajuste, cada detalle tiene una intención y un efecto detrás, cada palabra en yoga tiene un significado y un efecto.
Cuando en clase oyes “virabhadrasana” no solo estás reconociendo a nivel superficial una serie de ajustes para “entrar” en la postura sino una actitud, una energía, unos bandhas, unos meridianos, una fuerza, etc. que complementan e integran el asana. Que no conozcas las implicaciones globales de una asana no significa que no actúen en ti.
3. Estás enseñando yoga
Si haces una formación, un seguimiento, unas prácticas, etc. entiendo que practicas y deseas enseñar yoga. Mantener el nombre de las asanas en sánscrito es para mi es un reflejo de dedicación y entrega.
Antes te he dicho que el yoga ha evolucionado más en los últimos 50 años que en los 6000 anteriores. Estamos viviendo en persona una expansión tremenda del yoga y su práctica, cientos de nuevos profesores, tendencias, estilos, variantes y tipos nuevos de yoga nacen cada semana. Esto evidentemente tiene sus pros y sus contras.
Por un lado tenemos mayor acceso a la práctica, a cualquier formación, en cualquier gimnasio o entresuelo encontramos clases de yoga, escuelas online de cualquier parte del mundo nos pone al alcance de la mano la última novedad o variante del yoga.
Sin embargo, como profesores siento que es nuestra responsabilidad proteger la calidad del Yoga para que esa misma expansión no lo diluya ni lo descontextualice.
Creo que es inevitable la globalización del yoga y su adaptación a la sociedad actual pero deseo que cada uno de los profesores transmitan la práctica siendo conscientes de su esencia y su tradición:un yoga enseñado con actualidad y rigor.
En ese sentido entiendo que los nombres de las asanas deben permanecer originales.
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Todos estos puntos son los que a mi me resuenan y me inclinan a conocer los nombres en sánscrito y a enseñarlos así en mis clases. Es mi manera de entender la enseñanza y espero que este artículo te haya hecho reflexionar, si no es así también entiendo que tu puedas tener otra opinión.
Cuéntame qué te ha parecido y si te ha gustado te agradezco que lo compartas.
sobre todo y en primer lugar, muchísimas gracias por tu trabajo e información sobre el YOGA.
sobre este artículo estoy completamente de acuerdo e igualmente lo practico. soy transmisor de YOGA.
Gracias Antonio, un placer tenerte por aquí.
Es muy bonito mantener la tradición viva como hace miles de años, ya mismo me estoy memorizando todas las posturas, saludos!
Gracias Mónica, el sánscrito al final te enamora 😉
El sánscrito es hermoso! Comparto lo que decís pero no lo venía haciendo. Voy a probar ponerlo en práctica, Gracias! Saluditos.-
Genial Lorena, pues cuéntame qué tal en unas semanas 😉
Hola.
Por supuesto que mucho mejor en sanscrito! Estamos integrando en nuestro vocabulario multitud de palabras en ingles porque son conceptos que nos llegan en ese idioma y a nadie le extraña. Entonces , que duda cabe de que en el yoga hay que hacer lo mismo?
Un saludo
Concha
Buena reflexión Concha,
la verdad es que adoptamos muchas palabras inglesas sin darnos ni cuenta, pero parece que con el sánscrito nos cuesta más…creo que en el fondo puede que tenga algo que ver con la asociación del sánscrito con la filosofía o la pura tradición yóguica que, en algunas personas, va ligado al concepto de religión…en fin, afortunadamente esto va cambiando.
Gracias por tu comentario Concha, un saludo.
Hola!Muchas gracias por tu blog, acabo de descubrirlo.
Me gustó mucho el artículo, y estoy de acuerdo con lo que dices. Yo acabo de terminar la formación y en clase ponían mucho énfasis no solo en el nombre sino en la pronunciación pues, como dices, las palabras son energía. Me sentía como una niña que vuelve al colegio aprendiéndome todo eso, pero ha sido muy interesante conocer los nombres originales. Bueno, y todo…es que ha sido una experiencia increíble. Ahora deseando compartirlo.
Un saludo.
Hola Silvia,
¡bienvenida! me alegro de que te haya gustado el artículo, el símil de la vuelta al cole es muy acertado 😉
un saludo!
Tienes mucha razón! El nombrar las asanas en sanscrito hay una conexión especial entre el cuerpo y mente , una transformacion especia en el momento de realizar la asana. Muchisimas Gracias, Susi! No tienes idea del aporte importante que das a la comunidad del yoga.
ay! Rosa! muchas gracias!! para mi es un placer 😉
Hola! Estoy totalmente de acuerdo! Saber y compartir los nombres en su lengua original nos da un acercamiento aún mayor a la práctica, tanto a profes como alumnos. Reconozco que al principio me daba pudor decirlos en sánscrito pero de a poco fui soltando. Siempre acompañando de alguna mínima descripción para que sepan a donde va dirigida esa energía. Gracias! Namaste-.
Qué bueno Melina!