**Este es un post invitado.
Laura Santisteban forma parte de la Comunidad de #Yoguiemprendedores del IDY y es alumna directa del Manual Estratégico para Planificar tu Enseñanza. Es profesora de yoga como tú y como yo, y está fuertemente comprometida con su dharma y su deseo de difundir y compartir con el mundo su «respuesta», su visión del yoga. Tiene un estilo diferenciado y propio que hace única cada una de sus palabras y te animo a disfrutar de este post con las 5 claves que descubrió al formarse como profesora de yoga.
Estoy orgullosa de recibir su contenido en el IDY.
Cuando se despertó en mí el interés por el yoga, no me hicieron falta muchas clases para sentir ese estado maravilloso del que tanto había oído hablar y lo integré hasta el punto de que me cambió mi forma de ver la vida y cambié yo. Mi transformación me hizo tomar la decisión de formarme en yoga para ayudar al resto de mundo a mejorar sus vidas.
Pero ¿y cuál es la mejor formación?
Me volví loca leyendo y buscando todas las opciones posibles para no dejarme ninguna posibilidad en el tintero y dar con aquella que realmente me encajase, dar con la formación perfecta.
Finalmente, elegí formarme en Yoga Terapéutico y Ayurveda (500h) y aprender yoga desde la terapia, adaptando las técnicas para cada caso concreto y ayudando en la prevención y tratamiento de cualquier desequilibrio del ser. No sé si es la formación perfecta, pero es la que elegí y con la que he aprendido todo lo que sé (aun me queda por terminar el segundo año).
Llegó el momento de anunciarlo:
“Quiero ser profesora de yoga” dije y me encontré en algunos casos respuestas del tipo “El yoga está ya muy explotado” o “¿Vas a poder vivir del yoga?”, y en otros intuía en sus caras un gesto de incredulidad.
Como es lógico, todo esto me hizo reflexionar y ser consciente de las circunstancias – emprendía un nuevo camino de eterno aprendizaje -. Y esta reflexión me llevó a la conclusión de que sólo formándome y aprendiendo tendría la certeza de estar en el camino correcto.
Mi familia apostó por mí y depositó toda su confianza y apoyo en mi nuevo camino asi que me metí de lleno en este mundo yogui y fui integrando poco a poco todo lo que iba aprendiendo durante la formación con muchas ganas e ilusión.
Un año de transformación (aún más si cabe) en el que mueves, te enriqueces y evolucionas.
Y una vez acabas satisfactoriamente te dan el título y ¡wow!! ¿ahora qué? ¿Por dónde empiezo? ¿Lo haré bien?, ¿gustaré a la gente?, ¿y si les aburro?, ¿y si me preguntan y no sé la respuesta? y si, y si, y si…
En fin, todos estos miedos que, como muy bien cuenta Susi Mas en su artículo Miedos del profesor del yoga, tenemos todos los profes cuando empezamos, pero son una realidad y tenemos que pasar por ellos si queremos superarlos. Miedos que solo evolucionarán cuando nos enfrentemos a ellos y los aceptemos.
Las 5 cosas que aprendí cuando me hice instructora de yoga
Lo que he ido observando, y aprendiendo tanto en mis años de práctica como de formación:
1
Formarme en Yoga terapéutico ha sido, sin duda, una gran elección, pero estoy segura de que cualquier otra opción hubiera sido también fantástica como punto de partida, teniendo en cuenta que empezaba desde cero (con mis 3 años como practicante considero empezar de cero) no tenía más expectativas que las de aprender. Ahora tengo más claridad para continuar mi formación y algunas especializaciones concretas.
Hacer una primera formación como base te da conocimiento y más criterio a la hora de elegir tu estilo.
2
Que da igual que te digan que ya hay mucha competencia en el yoga. Cada maestro tiene su esencia y sus vivencias y todo ello mezclado con su aprendizaje y su más pura experiencia hace de la enseñanza algo único y de un valor incalculable.
Ser profesor de yoga es una carrera de fondo que te enriquece en todas las direcciones a cada paso que das y hay mucho potencial que aportar al mundo.
Hay espacio para todos.
3
Ser honesta desde el principio de los principios contigo y con tus alumnos y sin ningún tipo de complejo. Algo que ayuda muchísimo en nuestras primeras clases de yoga y nos libera de mucha carga es comenzar la clase presentándote y diciendo de la manera más natural que eres una nueva profesora de yoga. Pruébalo y verás cómo empiezas la clase sin presión innecesaria.
“No hay que ser grande para empezar, pero si hay que empezar para ser grande” – Zig Zaglar –
4
No compararte jamás con grandes maestros cuando estás empezando porque es muy probable que tu frustración acabe siendo la razón de tu abandono. No puedes pretender alcanzar ni la sabiduría ni la experiencia de profesores más veteranos por razones obvias.
Aprende de ellos y céntrate en tu sabiduría, la que tú tienes en este momento presente que no es ni mejor ni peor, es la que tienes y la irás evolucionando. Siempre tendrás alumnos con un desconocimiento menor que el tuyo a quienes les serás de gran ayuda.
5
Formarte en yoga (como en la vida) es conocer en mayor o menor medida todo lo que implica ser un maestro, un profesor, un instructor, y es el punto de inflexión para continuar o abandonar. Muchos aspirantes tras ser certificados se dan cuenta que enseñar no es lo que realmente que quieren. Para otros, sin embargo, las formaciones les sirve para reafirmarse en su instinto.
Yo, sin duda, he salido más reforzada en mis pensamientos y más segura de mi propósito de compartir y ayudar desde la enseñanza, aun con miedos y temores.
Este aprendizaje me ha hecho tener claro que verdaderamente “Quiero ser profesora de yoga”
Laura Santisteban es una nueva profesora de Yoga Terapéutico. Yoga es la respuesta a su transformación personal por eso tomó la decisión de formarse y emprender en este camino. Laura también escribe un blog donde puedes seguir su trayectória, leer su aportación a la enseñanza y consultar sus servicios y acompañamiento
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¡Muy buen artículo, Laura! Has resumido 5 enseñanzas esenciales, que todos deberíamos tener en cuenta.
¡Gracias!
Muchísimas gracias Noelia! 🙂 Me parecía interesante compartir estos puntos que, creo, tenemos la mayoría de profes en nuestros comienzos! Gracias!
Laura muy interesante y me ha gustado leer cómo empezaste en ese mundo q yo desconozco y seguro q es fantástico. Quizás algún día me adentré en el como alumna. Seguro q mejora mi vida.
Gracias Salome! te animo a que lo pruebes y lo experimentes por ti misma! 🙂
En los comienzos suelen invadirnos las dudas… y como dices, la sinceridad, la aceptación, y el no compararte son grandes herramientas para crecer.
Gracias por compartir. Un abrazo.
Asi es Mireia, creo que las dudas siempre nos acompañarán en este camino.. hoy serán unas y mañana serán otras.. lo importante es ser honestas 🙂 Muchas Gracias!
Muy buen artículo, Laura. Comparto contigo todo lo que cuentas y me identifico, porque justo empecé, como tú, a formarme como profesora cuando llevaba a penas tres años de práctica personal. Ahora imparto clases, a la vez que sigo en mi anterior trabajo, y lo hago siempre desde la humildad de considerarme eterna alumna y desde el intenso deseo que compartir todo lo que voy aprendiendo en ese camino y tan feliz me hace; para que quien así lo desee pueda también disfrutarlo. Me alegra saber que hay tanta gente que vivimos las cosas de igual forma. Gracias, de corazón.
Mil gracias a ti, Nieves, por tus palabras :-). Cómo me alegra saber que compartes lo mismo. La verdad que cuando compartimos nos unimos verdad? gracias!
Gracias Laura!!!! Gracias… un amigo siempre dice “el sol ☀️ sale para todos” así que ahí es donde centro… puede haber muchos profes… lo importante es siempre dar lo mejor y seguir aprendiendo para seguir dando lo mejor…
gracias
Namaste
Namaste Euge